sábado, 23 de diciembre de 2017

PARÍS, TEXAS



- Pero algo curioso empezó a suceder, él ni se dio cuenta al principio… ella empezó a cambiar. (Travis) - Ella le dijo que soñaba con escapar. Eso era todo lo que había soñado: escapar. (Travis)




- Yo… yo solía darte largos discursos después que te fuiste. Yo solía hablar contigo todo el tiempo, a pesar de que estaba sola. Caminé durante meses, hablándote. Ahora no sé qué decir. Era más fácil cuando sólo te imaginaba. Incluso te imaginé hablándome de nuevo. Solíamos tener largas conversaciones, los dos solos. Era casi como si estuvieras allí. Podía escucharte, podía verte, olerte. Podía escuchar tu voz. A veces, tu voz me despertaba. Me despertó en medio de la noche, como si estuvieras en la habitación conmigo. Entonces… poco a poco se desvaneció. No pude imaginarte más. Traté de hablarte en voz alta como solía hacerlo, pero no había nadie allí. No podía oírte. Entonces… todo se puso de cabeza. Todo se detuvo. Tú sólo… desapareciste. Y ahora estoy trabajando aquí. Escucho tu voz todo el tiempo. Cada hombre tiene tu voz. (Jane)




- ¿Qué es eso? (*) Un terreno baldío. Un terreno baldío, que compré cuando estábamos todos juntos, con tu madre. Pensé que podríamos vivir allí algún día. 


 - Ella se veía a si misma corriendo por la noche desnuda por una carretera atravesando campos y cauces de río, siempre corriendo. Y siempre justo cuando estaba a punto de conseguirlo, él aparecía y siempre la atrapaba. Aparecía justo para atraparla.





- Se tumbó a oírla gritar. Entonces, oyó gritar a su hijo, sorprendiéndose porque no sentía nada. Todo lo que quería era dormir. - Y por primera vez, deseó estar lejos de allí.




- Deseó estar perdido en un vasto país donde nadie le conociera, algún sitio sin gente, ni calles. Soñó con ese sitio sin conocer su nombre, y cuando despertó, estaba ardiendo. Había llamas azules quemando sus sábanas. Corrió a través de las llamas hacia las únicas personas que amaba. Pero se habían ido. Sus brazos estaban ardiendo, se lanzó fuera y rodó sobre el suelo mojado. Luego corrió. Nunca miró atrás hacia el fuego. Sólo corrió. Corrió hasta que el Sol salió, y no pudo correr más. Cuando el Sol se ocultó, corrió otra vez. Durante 5 días corrió así, hasta que todo signo humano desapareció. 



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